
Descubre la obra contemporánea de Annick BEAULIEU

Extremadamente sensible, con mis cinco sentidos siempre alerta, siento el mundo tanto como lo percibo.
Contemplador, la vida me asombra. cada momento, haciendo de la naturaleza una fuente inagotable de inspiración.
Crecí con mi abuela paterna. Hija de un egiptólogo, nacida en El Cairo, hace un cuarto de siglo en Egipto.
La historia de su vida en este país cuya civilización centenaria construyó estas hazañas arquitectónicas custodiadas por gigantes de piedra que, aún hoy, nos fascinan, ha tenido un profundo impacto en de su huella en mi imaginación infantil.
Sus historias transcurrían en templos en ruinas, pirámides y tumbas maravillosamente decoradas de dioses teriantrópicos; los personajes eran momias.
Los nombres de los lugares en sí mismos sonaban "exóticos". a Mis oídos: El Cairo, Ismailia, Deir el-Bahari, Alejandría, Asuán, Luxor...
Así fue como, desde muy joven, tomé conciencia de la diversidad del Mundo, de la existencia de otros pueblos, otras culturas, otras costumbres, otras formas de arte, que nunca han dejado de existir. para agudizar mi curiosidad y sigue fascinándome.
Todas estas influencias me han nutrido, me han educado. mi gusto, forjado Mi universo muy ecléctico: muebles antiguos patinados por el tiempo, objetos étnicos de todo el mundo que llevan la huella del artesano que los hizo, mezclados con pequeños trozos de naturaleza, como fósiles, cortezas, conchas, piedras...
Todo comienza con el soporte, un lienzo de lino marrón: la naturaleza bajo la pintura, como un efecto relajante, antes del enfrentamiento.
Luego viene el trabajo del material. Coloco capas, mezclo, raspo, espolvoreo... Acrílico, medios, pero también pigmentos, polvo de mármol, arena, grava... Fragmentos de la naturaleza.
Utilizo acrílicos, que se secan rápidamente porque acumulo muchas capas de pintura, y no es raro que empiece y termine una pintura en una sola sesión.
Lanzo emociones al lienzo, les doy color, las aplasto, las deformo con la hoja del cuchillo, las modelo con utilizando una tarjeta de plástico, las estira y las disipa con una pincelada.
Un cuerpo para cuerpo intenso fuera del tiempo, a veces casi hasta el punto de agotamiento.