Descubre la obra contemporánea de Jade-B-ROUGERIE

Jade B. Rougerie - nació en una maravillosa región de llanuras montañosas, torrentes y flores, Saint-Léonard-de-Noblat en Limousin o Poulidor. Nuestro campeón de ciclismo "National Poupou" vivió con sus hermanos mayores y se codeó con amigos de la familia.

Luego, muy jóvenes, todos se fueron a Niza, donde ella estudió, queriendo ser astrofísica, pero eligió la Marina como su padre, comandante de petrolero, quien luego le infundió el deseo de descubrir el mundo, los océanos y los mares.

Después de estos estudios en Niza y Antibes será modelo internacional para promocionar la moda francesa durante unos años, luego decide ser marinero, se convierte en oficial de radio en barcos de rescate - salvamento y remolque de naufragios, durante muchos años basados en África y el Caribe - viajando por los mares y océanos, disfrutando de las puestas de sol, el aire de la época y las islas tropicales.

Al llegar en 2002, regresa "a la tierra" sabiendo muy poco de su Francia, pero "rica". De sus años en el mar descubrió por casualidad que podía transmitir en lienzo, en madera y en espejos sus recuerdos, sus emociones, el color de los vientos, las arenas cálidas, la fuerza de los océanos y sobre todo las flores tropicales y los soles de invierno a través de las puntas de sus dedos y sus manos... ¡pinta!

Y como Paul Cézanne, a quien admira y que dijo: "Cuando el color está en su riqueza, la forma está en su plenitud".

Hoy conocida y reconocida en todo el mundo, expone sus pinturas en París, en el Grand Palais, en el Louvre, en Nueva York, Bruselas, Londres...

Si lo deseas, cariñosa y generosa, ella te llevará con ella - "hacia su Luz".

Jade B. ROUGERIE – Franco-irlandesa, con su cabello alto y rubio y su porte altivo, te cautiva con sus creaciones y colores.

Esperemos que siga conmoviéndonos con su cariño y sus conocimientos. El periodista R.D.

ARTE  Es como una oración, una mano extendida en la oscuridad que quiere tomar un trozo de gracia para transformarse en una mano... ¡que da!

¡Oh, sí! En lo más profundo de mi alma, pude sacar a relucir los colores del tiempo, mis pasiones, mis miedos, pero también mis lágrimas, a través del contacto con el lienzo.