Descubre la obra contemporánea de María Martínez Araujo
Comencé a pintar de manera autodidacta hace ya más de 20 años, como una forma de desahogo. En ese momento trabajaba como educadora social en una casa de acogida de mujeres en la provincia de Barcelona y sentía la necesidad de poner orden en mi cabeza mediante la pintura. De esta forma comencé a pintar estructuras, formadas por frecuencias, que me permitían mantener la armonía interior y conectar con mi centro para continuar con esta actividad laboral que tanto absorbe en ocasiones. Durante un tiempo me dediqué a experimentar con otras técnicas y otros estilos, así como a utilizar otros soportes, como la teja plana del Pirineo (lugar al que me trasladé hace 14 años), o una barrica de vino, perteneciente a la bodega EMINA de Valladolid, quién organizó una exposición conjunta cuyo hilo conductor era la utilización de este soporte y que, posteriormente, paso a ser parte de la exposición en el Museo del Vino situado en el Castillo de Peñafiel, Valladolid. La crianza hizo que me retirase durante un tiempo de la pintura, aunque no del trabajo creativo ya que, creé una línea de delantales de adultos y niños con dibujos cosidos, cuyo hilo conductor era el mismo que en la pintura: el COLOR y la PASIÓN. Ahora, el trabajo en el ámbito social me mantiene en conexión con las personas y la pintura me reconecta con mi mundo interior, cubriendo mi necesidad de expresar, transmitir y, sobre todo, sacar.
Tengo un estilo difícil de encasillar. Me considero una persona ecléctica que pinta para atender su necesidad de expresarse de manera gráfica. Me gusta experimentar con técnicas y materiales siendo el hilo conductor de mi trabajo el COLOR y la PASIÓN.
Por un lado, realizo pinturas formadas por frecuencias que nos conectan con esa parte esencial interna que necesita sentir paz, calma, serenidad y armonía. Que nos hacen gozar del momento presente poniendo el foco de atención en nosotros mismos. Se trata de estructuras que parten de un círculo, en la mayoría de los casos, y se expanden de manera ordenada y libre, empleando el color de manera atrevida y dejándonos sentir paz en el espíritu.
Pintar cubre mi necesidad de expresar, transmitir y, sobre todo sacar. Me ayuda a poner orden en mi cabeza